La micropigmentación no sólo está destinada a cejas, ojos o labios. También va dirigida a zonas que han tenido algún recorrido quirúrgico, posibilitando corregir las zonas afectadas estéticamente. Debido a ello, es la técnica ideal para solucionar este problema estético e incluso psicológico. La micropigmentación en las areolas mamarias cumple con un papel muy importante en el ámbito psicosexual de las mujeres, puesto que, al tener alteraciones en el pecho por intervenciones quirúrgicas, quedan cicatrices que pueden causar una baja autoestima y que pueden provocar decaimiento o las hace sentir acomplejadas. La micropigmentación en areolas se utiliza cuando se ha llevado a cabo una mastectomía u otra intervención quirúrgica (por ejemplo, implante de pecho), y se necesita una reconstrucción de la areola mamaria.
Esta técnica consiste en la realización de un tatuaje que, a diferencia de los habituales, se hace en la piel a menor profundidad y usando una pomada anestésica. En él, se emplean tonos marrones y rojizos que imitan el color de las areolas y buscan un resultado armónico con la piel de la paciente. Hay que tener en cuenta que los senos están constituidos por terminaciones nerviosas, músculos y glándulas, lo que provoca que la piel de los senos sea sensible y frágil. Por consiguiente, la piel es diferente y además está pigmentada de un tono distinto al resto del cuerpo, por lo que tiene una manera más compleja al cicatrizar. Pasado un año desde la micropigmentación, es frecuente volver a citar a la paciente por el posible aclaramiento del dibujo y la necesidad de un retoque. En cualquier caso, es el cirujano plástico quien debe valorar si esta técnica está aconsejada o no en la paciente, realizando una prueba para prevenir posibles alergias a los pigmentos.
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