La micropigmentación capilar es un tratamiento que tiene como objetivo conseguir un efecto visual diferente en el cuero cabelludo. De esta manera, parecerá que tienes pelo y, en consecuencia, ganarás en autoestima. Es un proceso muy sencillo que consiste en la introducción de pigmentos. Está especialmente indicado para aquellas personas que no pueden recurrir a la cirugía, ya sea por contraindicaciones o porque los microinjertos no resultan prácticos. En el tratamiento se emplea anestesia tópica en la zona tratada, de manera que es un proceso totalmente indoloro.
El proceso es muy corto y, en una jornada, puede estar finalizado. Se utilizan pigmentos que, en un primer momento, darán una sensación óptica de un cabello más oscuro de lo que realmente es. No hay problema porque, con los días, se irán reequilibrando. El efecto es vistoso y discreto, de ahí que sea la opción de miles de personas con alopecia.
Esta técnica se utiliza mucho en aquellas personas de cierta edad o con calvicie prematura en las que los microinjertos no son una solución. Eso sí, has de saber que como todo tratamiento la micropigmentación también requiere una serie de cuidados. Lo normal es que, después del tratamiento, el efecto se mantenga sin problemas 2 años como mínimo. Esto es ideal porque, en caso de que quieras cambiar de imagen a medio plazo, podrás hacerlo. Aunque no es un tratamiento de por vida, tampoco es algo que vaya a desaparecer a los 6 meses. Esta es una opción que puedes considerar a medio plazo.
La micropigmentación es un tratamiento que aparece, en principio, por razones de reconstrucción. Muchas personas se tenían que someter a cirugías invasivas y, posteriormente, buscaban recuperar la forma de determinadas zonas del cuerpo. La micropigmentación tiene mucho de artesanía porque requiere una determinada técnica. Además de los pigmentos que hay que aplicar, la persona ha de saber realizar un contorno. No es solo cuestión de higiene o apariencia, sino de conseguir el resultado estético que se busca.